Los alumnos del IES Jimena Menéndez Pidal de Parla reciben todos los lunes, antes de entrar al Instituto, un poema de regalo, que a muchos les da algo que solo la poesía puede dar: profundo conocimiento de sí mismos y de los demás.
lunes, 10 de febrero de 2014
EL NÚMERO PI de Wislawa Szymborska
EL NÚMERO PI
Digno de admiración es el número Pi
tres coma catorce.
Todas sus siguientes cifras también son iniciales,
quince noventa y dos porque nunca termina.
No deja abarcar sesenta y cinco treinta y cinco con la mirada,
ochenta y nueve con los cálculos
sesenta y nueve con la imaginación,
y ni siquiera treinta y dos treinta y ocho con una broma o sea comparación
cuarenta y seis con nada
veintiséis cuarenta y tres en el mundo.
La serpiente más larga de la tierra después de muchos metros se acaba.
Lo mismo hacen aunque un poco después las serpientes de las fábulas.
La comparsa de cifras que forma el número Pi
no se detiene en el borde de la hoja,
es capaz de continuar por la mesa, el aire,
la pared, la hoja de un árbol, un nido, las nubes, y así hasta el cielo,
a través de toda esa hinchazón e inconmensurabilidad celestiales.
Oh, qué corto, francamente rabicorto es el cometa
¡En cualquier espacio se curva el débil rayo de una estrella!
Y aquí dos treinta y uno cincuenta y tres diecinueve
mi número de teléfono el número de tus zapatos
el año mil novecientos sesenta y tres sexto piso
el número de habitantes sesenta y cinco céntimos
centímetros de cadera dos dedos una charada y mensaje cifrado,
en la cual ruiseñor que vas a Francia
y se ruega mantener la calma,
y también pasarán la tierra y el cielo,
pero no el número Pi, de eso ni hablar,
seguirá sin cesar con un cinco en bastante buen estado,
y un ocho, pero nunca uno cualquiera,
y un siete que nunca será el último,
y metiéndole prisa, eso sí, metiéndole prisa a la perezosa eternidad
para que continúe.
(Wislawa Szymborska)
Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial pero en el que nunca faltaban ni los bombones ni el brandy. En él recibía a sus amigos, a sus traductores y a periodistas a los que preguntaba ella para evitar tener que ponerse demasiado seria.
Autora de una decena de libros de poemas, Szymborska repudió los dos que publicó antes de 1957 por demasiado apegados al realismo socialista. A partir de esa fecha —y en títulos como El gran número, Fin y principio, Instante o Aquí, el último que publicó, de 2009— su voz cambió poco. En los últimos años, además, autorizó la traducción de las agudas y desternillantes notas de lecturas que publicó durante 30 años en la prensa polaca y en las que un día hablaba del Mío Cid y otro de un libro sobre jardinería. Ella, que siempre dudaba de todo y cuya expresión favorita era “no sé”, nunca las consideró “prosa seria”. Y eso que respondían a un viejo aviso suyo: "Solo las preguntas un poco ingenuas son verdaderamente profundas".
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Hay algo potente en las imágenes de este poema. Imagino que refleja la fuerza creadora de la poesía.
ResponderEliminarAtraída por esa fuerza, busqué el discurso que la poeta dio en la recepción del Premio Nobel. Me ha enseñado mucho de la poesía. Lo dejo aquí para quien quiera leerlo.
http://letrafuerte.blogspot.com.es/2011/12/szymborska-no-se.html
Los "Lunes poéticos" son,cada semana, para todos, una lección de poesía.
Gracias, Raquel.