miércoles, 2 de abril de 2014

JUAN CARLOS MESTRE visita el IES Nicolás Copérnico de Parla


Los tres lunes previos al encuentro con el poeta Juan Carlos Mestre ofrecimos a nuestras alumnas y alumnos tres textos pertenecientes a este autor.
Estos poemas han ayudado a los muchachos a adentrarse en su obra y a través del juego de la recreación poética los ha situado en la experiencia poética como autores.
Fue un encuentro emotivo, divertido y singular que mps dejó encantados.

Todos los libros llenos de palabras


Y todos los libros llenos de palabras
y todos los calendarios llenos de días
y todos los ojos llenos de lágrimas
y llena de nubes la cabeza de todos los mares
y llenos de coronas y puntapiés todos los relojes de arena
y de jirafas molidas todos los pechos condecorados
y todas las manos llenas de verano y caracoles marinos
y todos los dormitorios llenos de manojos de explicaciones
y de pantalones disecados las sillas de todos los prostíbulos
y todos los huecos llenos de público
y todas las camas llenas de electrocutados
y todos los animales llenos de espíritu y pánico
y de feroces gritos los árboles en todos los aserraderos
y todos los tribunales llenos de testimonios
y todos los sueños llenos de sacacorchos
y llenas de chicas todas las estrellas
y todos los libros llenos de palabras
y todos los calendarios llenos de días
y todos los ojos llenos de lágrimas
y todas las peceras y todos los pupitres y todas las cenas íntimas
y todos los razonamientos llenos de indudables edificios
y toda la primavera llena de moscas y crisantemos
y llenas todas las iglesias y todos los calcetines y todas las peluquerías
y todas las mujeres llenas de gloria
y llenos también de gloria todos los hombres
y todas las perreras llenas de ángeles
y todas las llaves llenas de puertas
y todos los bazares llenos de ratones
y llenos de barrenderos todos los cuadros
y llenas de estiércol todas las escobas de la patria
y todas las cabezas llenas de radiografías e intríngulis
y llenas de luz todas las subestaciones eléctricas
y llenos de amor todos los manicomios
y todos los cementerios llenos de salvavidas
(La bicicleta del panadero)

 

“Poema del lejano”

El que desterrado por la pobreza
vive sin corazón en lo lejano,
y a nada atiende como suyo
y es lóbrego y cansado bajo el cielo.
El que sale vencido de su casa
y lo arrastra la gente en su murmullo
y transcurre vacío por la calle
y se sienta delante de una máquina.
El doloroso de razón frente a la vida
que muere en la esperanza y no regresa.
A este que nadie ha despedido
y toma el tren un día hacia la aurora.
Nadie lo sabrá, su historia es triste
como un mar que nadie ha descubierto.
No ha querido mirar la primavera,
trabaja por volver, brotar un día
como el árbol florecido que en su huerto
daba sombra y destino a la mañana.
Pensaréis que el cielo habrá de perdonarlo,
pensaréis que el amor,
ciudad y pájaros y torres
sonará de nuevo campanas en sus ojos.
Pero él, que perdido en lo lejano
fue escombro de alameda, ha muerto.
No lo lloréis,
junto a aquel leño oscuro
brotaba un manantial honrado.
(Antífona de otoño en el valle del Bierzo)

LO QUE LLEVA UN POETA EN LA MOCHILA

Lleva yogur para el camaleón
Las tijeras del equinoccio con que sí
Las tijeras del equinoccio con que no
Piedrecillas para el cementerio judío de la piedad
El bulbo del razonamiento
La Historia del Movimiento Obrero de las Hormigas
Una taza para el agua
La llave que abre el sueño de las muchachas dormidas
Los zapatos de Josephine Baker y la herradura de los ladrones Lleva un puñado de tierra para la almohada
Y es la almohada
Un silbato para encender el brasero
Ruido de nueces para el instante de las semejanzas
Una aldea donde es feliz el calor
El pasadizo de estrellas hacia el rey del otoño
Un tintero para el himno de la desobediencia
Pan para el pan, eso lleva
Lleva la prosperidad de las repeticiones
(La Casa Roja)

 

lunes, 24 de febrero de 2014

Alegría de JOSÉ HIERRO



Alegría

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
( Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

José Hierro, De "Alegría" 1947


José Hierro del Real. (Madrid, 3 de abril de 1922-21 de diciembre de 2002). Poeta español, crítico de arte y académico de la Real Academia de la Lengua.
Su familia se traslada a Santander siendo niño y allí estudia la carrera de perito industrial, que tuvo que interrumpir en 1936. Su primer poema, Una bala le ha matado, aparece publicado en 1937.
Al finalizar la Guerra Civil es detenido y procesado. Permanece en la cárcel hasta 1944 y allí empieza a interesarse de forma sistemática por la literatura, apareciendo ya en sus primeros escritos diversos hechos vividos durante la contienda.
Cuando sale de prisión se traslada a Valencia, donde se dedica a escribir, colabora en un diccionario mitológico y, junto a José Luis Hidalgo, participa en la fundación de la revista Corcel. En 1944 realiza la primera crítica pictórica sobre la obra de Benito Ciruelos.
Durante los años 40 vuelve a Santander y, además de trabajar en diferentes oficios, colabora en la revista de la Cámara de Comercio, donde escribe sobre economía y sobre los hombres ilustres de la industria cántabra.
En 1946 se relaciona con el renovador grupo "Proel", editor de la revista poética del mismo nombre en la que publica su primer libro de poemas, Tierra sin nosotros, en 1947.
En 1950 escribe Con las piedras, con el viento y en 1953 aparece Antología poética, una amplia selección de su obra lírica.
Durante esa época fija su residencia en Madrid, donde comienza a trabajar en Radio Nacional de España, además de realizar crítica de arte y colaborar en revistas y periódicos.
En 1954 edita Estatuas yacentes y en 1962 el volumen Poesías completas.
Durante las décadas siguientes continúa creando poesía, participa en actividades literarias, realiza crítica de arte analizando la obra de artistas del campo de la pintura y de la escultura, y forma parte de numerosos jurados literarios. Pronuncia gran número de conferencias sobre poesía y arte en la mayoría de las capitales europeas y sus poemas figuran en las más destacadas antologías de poesía contemporánea.
Está  considerado como una de las voces más representativas de la poesía social de posguerra.

(INSTITUTO CERVANTES)

lunes, 10 de febrero de 2014

EL NÚMERO PI de Wislawa Szymborska



EL NÚMERO PI
Digno de admiración es el número Pi
tres coma catorce.
Todas sus siguientes cifras también son iniciales,
quince noventa y dos porque nunca termina.
No deja abarcar sesenta y cinco treinta y cinco con la mirada,
ochenta y nueve con los cálculos
sesenta y nueve con la imaginación,
y ni siquiera treinta y dos treinta y ocho con una broma o sea comparación
cuarenta y seis con nada
veintiséis cuarenta y tres en el mundo.
La serpiente más larga de la tierra después de muchos metros se acaba.
Lo mismo hacen aunque un poco después las serpientes de las fábulas.
La comparsa de cifras que forma el número Pi
no se detiene en el borde de la hoja,
es capaz de continuar por la mesa, el aire,
la pared, la hoja de un árbol, un nido, las nubes, y así hasta el cielo,
a través de toda esa hinchazón e inconmensurabilidad celestiales.
Oh, qué corto, francamente rabicorto es el cometa
¡En cualquier espacio se curva el débil rayo de una estrella!
Y aquí dos treinta y uno cincuenta y tres diecinueve
mi número de teléfono el número de tus zapatos
el año mil novecientos sesenta y tres sexto piso
el número de habitantes sesenta y cinco céntimos
centímetros de cadera dos dedos una charada y mensaje cifrado,
en la cual ruiseñor que vas a Francia
y se ruega mantener la calma,
y también pasarán la tierra y el cielo,
pero no el número Pi, de eso ni hablar,
seguirá sin cesar con un cinco en bastante buen estado,
y un ocho, pero nunca uno cualquiera,
y un siete que nunca será el último,
y metiéndole prisa, eso sí, metiéndole prisa a la perezosa eternidad
para que continúe.

(Wislawa Szymborska)


Wislawa Szymborska, un verdadero mito en Polonia, nació el 2 de julio de 1923 en Bnin (Kórnik), cerca de Poznan, pero la mayor parte de su vida transcurrió en Cracovia. Allí pasó sus últimos años, recluida en un piso sin lujo alguno y con aires de vivienda de protección oficial pero en el que nunca faltaban ni los bombones ni el brandy. En él recibía a sus amigos, a sus traductores y a periodistas a los que preguntaba ella para evitar tener que ponerse demasiado seria.
Autora de una decena de libros de poemas, Szymborska repudió los dos que publicó antes de 1957 por demasiado apegados al realismo socialista. A partir de esa fecha —y en títulos como El gran número, Fin y principio, Instante o Aquí, el último que publicó, de 2009— su voz cambió poco. En los últimos años, además, autorizó la traducción de las agudas y desternillantes notas de lecturas que publicó durante 30 años en la prensa polaca y en las que un día hablaba del Mío Cid y otro de un libro sobre jardinería. Ella, que siempre dudaba de todo y cuya expresión favorita era “no sé”, nunca las consideró “prosa seria”. Y eso que respondían a un viejo aviso suyo: "Solo las preguntas un poco ingenuas son verdaderamente profundas".

lunes, 3 de febrero de 2014

ANTONIO GAMONEDA, Amor

AMOR
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revulevo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y estar en paz como un desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
(Antonio Gamoneda, Blues castellano)

Antonio Gamoneda nació en Oviedo el 30 de mayo de 1931. A los dos años, y tras la muerte de su padre, se trasladó a León con su madre. Su formación intelectual fue básicamente autodidacta, aprendió a leer solo, fijándose en las letras del único libro que había en la biblioteca familiar de León, un volumen que se titulaba 'Otra más alta vida', firmado por su padre, un poeta de corte modernista, resucitado en aquellas líneas descifradas por su hijo.
Como señaló el propio autor: «Mi tipología de escritor ha de ser la que pueda darse, partiendo de 1936, en la suma de unos componentes históricos y biográficos que son, más o menos, los siguientes: pobreza familiar, escasa escuela pública, y la contemplación inocente de la crueldad y la miseria moral de la guerra civil y la posguerra militarizada». Empezó a trabajar en 1945 como recadero en un banco, actividad que compaginó durante muchos años con estudios medios.
Gamoneda publicó sus primeros poemas en 1960, como los escritos en 1947 "Sublevación inmóvil". En ese mismo tiempo escribió "Blues castellano", que entonces no editó por razones de censura. El poeta leonés ha vivido siempre en esta ciudad, donde dirige, desde hace muchos años, la Fundación Sierra-Pambley, creada en 1887 por Francisco Giner de los Ríos con los principios de la Institución Libre de Enseñanza.
Aunque cronológicamente podría pertenecer a la generación de los cincuenta, su obra ha permanecido aislada de cualquier tendencia poética. Lo autobiográfico envuelve toda su obra, pero no hay una crónica de experiencias ni un retrato objetivado de la realidad, sino que, como escribe Casado: “Gamoneda no desarrolla propiamente un relato, ni siquiera cuando anuncia que va a hacerlo; los hechos se fragmentan en sensaciones, en detalles aislados de su contexto, transportan ecos de tiempos anteriores. La mirada está sometida a un núcleo obsesivo que la absorbe, la dirige de forma centrípeta hacia lo que el poeta llama interiorización”. Lo que propone en definitiva la poesía de Gamoneda no es mostrarnos la experiencia real, sino la experiencia vital, donde los hechos cobran la fuerza de la pértiga para adentrarse en las honduras del ser.
Su obra, de una fuerza excepcional, ha sido reconocida tardíamente como una de las grandes voces de la poesía española actual, lo que ha culminado con la concesión casi simultánea de dos de los más altos galardones; el Premio Cervantes y el Premio Reina Sofía a la poesía iberoamericana.

lunes, 20 de enero de 2014

MARTHA ASUNCIÓN MATEO, Detener la primavera



En esta ocasión nos hemos decantado por dos poemas de esta  joven autora (Madrid, 1986), que en 2012 obtenía el Premio de Poesía Joven Miguel Hernández, por su obra Detener la primavera.
Licenciada en ¨Filología Francesa, conjuga la docencia en Francia con la escritura.

 Mi ámgel
No lo vi.
Pero quizá lo vi.
De otra manera.
No con los ojos, no: con la memoria.
No lo vi, pero estuvo.
Sus alas por mi pecho,
sus alas por mis labios y mi pecho.
No debía dormir aquella noche.
Nunca cerrar los ojos.
No morir. Y él estuvo a mi lado.
De algún modo lo vi.
No con los ojos, no: con la conciencia.
Me sostuvo el aliento.
Me retuvo los párpados hasta
que amaneció.

Conocerte
Dónde compraste el bolso que te pusiste el sábado 
para venir al cine. Lo que llevabas dentro y en qué
orden fuiste metiendo todo, la forma en que
cerraste luego la cremallera para venir a verme.
Cuándo y con quién fumaste tu primera calada. Si
has extrañado el mar en estos meses. Algo que
nunca harías. Algo que siempre haces. Tu chiste 
favorito, cosas que te dan miedo. Qué pensaste
aquel día cuando vimos la escena de los niños con
sed, aquellos pozos secos, mientras yo me movía en
el asiento para encontrar tu pierna casualmente tras
la penumbra azul del Métropole. Yo quisiera
entender signos de tí. Tus dos manos, tu vida: esta
ciudad. Ser despacio. Llegar, sin darnos cuenta, a
conocerte.