lunes, 25 de febrero de 2013

INSTRUCCIONES PARA LA ELABORACIÓN DE COLORES PARA LA PINTURA de Martín López-Vega


Para elaborar el color azul, recorta un pedazo
de este cielo de agosto y sumérgelo unos minutos
en un vaso de agua de mar: ganará en transparencia.
Naranjas, rojos y violetas te los regalarán el amanecer
y el ocaso si sabes cómo sonreírles.
Si necesitas del verde
no pidas nada a los árboles,
pero arranca el manojo de hierbas
sobre el que tu pelo haya estado acostado antes.
Y el dorado, el dorado recógelo cuidadosamente,
de tan frágil, de las esquirlas de este instante.

Martín López-Vega nació en Po de Llanes, Asturias, en 1975. Licenciado en Filología Española por la Universidad de Oviedo, estudió literatura portuguesa en la Universidade do Minho (Braga) y obtuvo la beca Valle-Inclán de la Academia de España en Roma en 1999. Ha sido redactor del suplemento El Cultural del diario El Mundo, librero en La Central de Madrid y Barcelona y director editorial de Vaso Roto ediciones. Ha escrito crítica literaria en diferentes suplementos culturales, entre ellos los de los diarios El País, El Mundo, ABC, La Vanguardia, La Nueva España o El Correo de Andalucía. En la actualidad es traductor.
Su poesía, ambientada a menudo en ciudades extranjeras, cosmopolita, nostálgica y meditativa, reflexiona sobre el lugar del hombre en el mundo contemporáneo, sobre su forma de relacionarse con las otras personas y con la historia, a la vez que mantiene el enlace con el ámbito campesino y rural en los poemas que tratan de su infancia en una aldea asturiana. Su nombre es habitual en las antologías y recuentos de la poesía paciente.

lunes, 18 de febrero de 2013

UNA TÍMIDA PROPUESTA DE CAMBIO de Rafael Pérez Estrada

UNA TÍMIDA PROPUESTA DE CAMBIO

Cambio la inútil voluntad del pez volador
por la audacia del felino ciego.
Las alas de los ángeles, por los brazos
perdidos de un Apolo.
Una gala de Pavarotti, por las chimeneas de
un viejo trasatlántico en la soledad del mar.
El grito por el cable del trapecista.
El vértigo, por el écuyère del Circo Price.
El humo, por el vuelo.
La bañera por las cataractas del Niágara.
Lo posible, por lo imposible.
La realidad por la ebullición imaginativa.
Suplicaría el temblor de la lluvia en los
cristales,
la utilidad de la lágrima,
el otoño en las playas,
y el poder de la melancolía.
(Rafael Pérez Estrada, Bajo el cielo indeciso, Calambur)

Retomamos nuestro blog de "Los lunes poéticos" con un poema de Rafael Pérez Estrada.

RAFAEL PÉREZ ESTRADA nace en Málaga, el 16 de febrero de 1934, hijo del que fuera médico y alcalde de la ciudad Manuel Pérez Bryán (1943 y 1947), y de la conocida pintora “naif” Mari Pepa Estrada.

Durante la Guerra Civil su casa en la calle Larios sufrió un incendio y la familia se traslada a la calle Carreterías, donde pasa los primeros años de su vida

En su época de estudiante, marcha a cursar estudios de Derecho a la Universidad de Granada, (1954), formación que le permitiría ejercer la abogacía con gran prestigio en su ciudad natal.

En 1959 se marcha a Madrid donde se inicia en el dibujo, colaborando en revistas y emisoras de radio. Establecido en la capital, compaginaría su labor profesional con la pintura y poesía.

En 1960 vuelve a Málaga definitivamente. Llega tardíamente a la literatura, pues en 1968 aparece su primer “Valle de los galanes”, al que siguen numerosos títulos de teatro, poesía y narrativa de vanguardia. Hasta 1997, año en que abandona su despacho, combina su actividad como abogado con la escritura y el dibujo, siendo a lo largo de su vida un referente local inestimable, pues participó muy activamente en eventos claves de la vida social y cultural malagueña, entre otros, en la creación del Centro Cultural del 27 y en el Consejo Social de la Universidad de Málaga, lugar de donde jamás quiso alejarse “es la ciudad del gozo y de la dicha” o “soy un seducido por Málaga” dijo el escritor en su discurso con motivo del nombramiento como Hijo Predilecto de Málaga.

Moriría de su penosa enfermedad, a los 66 años, el 21 de mayo de 2000 habiendo sido homenajeado en 1999 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y días antes de su fallecimiento como Hijo Adoptivo de su ciudad natal, justo cuando su nombre comenzaba a destellar con luz propia entre la crítica y los lectores. Sería nombrado también “Hijo Predilecto de la Provincia de Málaga” el 9 de abril de 2002, por parte la Diputación Provincial de Málaga, y propuesto al Premio Príncipe de Asturias de las Letras por el Centro de la Generación del 27.