UNA TÍMIDA PROPUESTA DE CAMBIO
Cambio la inútil voluntad del pez volador
por la audacia del felino ciego.
Las alas de los ángeles, por los brazos
perdidos de un Apolo.
Una gala de Pavarotti, por las chimeneas de
un viejo trasatlántico en la soledad del mar.
El grito por el cable del trapecista.
El vértigo, por el écuyère del Circo Price.
El humo, por el vuelo.
La bañera por las cataractas del Niágara.
Lo posible, por lo imposible.
La realidad por la ebullición imaginativa.
Suplicaría el temblor de la lluvia en los
cristales,
la utilidad de la lágrima,
el otoño en las playas,
y el poder de la melancolía.
(Rafael Pérez Estrada, Bajo el cielo indeciso, Calambur)
Retomamos nuestro blog de "Los lunes poéticos" con un poema de Rafael Pérez Estrada.
RAFAEL PÉREZ ESTRADA nace en Málaga, el 16 de febrero de 1934, hijo
del que fuera médico y alcalde de la ciudad Manuel Pérez Bryán (1943 y
1947), y de la conocida pintora “naif” Mari Pepa Estrada.
Durante la Guerra Civil su casa en la calle Larios sufrió un incendio y
la familia se traslada a la calle Carreterías, donde pasa los primeros
años de su vida
En su época de estudiante, marcha a cursar estudios de Derecho a la
Universidad de Granada, (1954), formación que le permitiría ejercer la
abogacía con gran prestigio en su ciudad natal.
En 1959 se marcha a Madrid donde se inicia en el dibujo, colaborando en
revistas y emisoras de radio. Establecido en la capital, compaginaría su
labor profesional con la pintura y poesía.
En 1960 vuelve a Málaga definitivamente. Llega tardíamente a la
literatura, pues en 1968 aparece su primer “Valle de los galanes”, al
que siguen numerosos títulos de teatro, poesía y narrativa de
vanguardia. Hasta 1997, año en que abandona su despacho, combina su
actividad como abogado con la escritura y el dibujo, siendo a lo largo
de su vida un referente local inestimable, pues participó muy
activamente en eventos claves de la vida social y cultural malagueña,
entre otros, en la creación del Centro Cultural del 27 y en el Consejo
Social de la Universidad de Málaga, lugar de donde jamás quiso alejarse
“es la ciudad del gozo y de la dicha” o “soy un seducido por Málaga”
dijo el escritor en su discurso con motivo del nombramiento como Hijo
Predilecto de Málaga.
Moriría de su penosa enfermedad, a los 66 años, el 21 de mayo de 2000
habiendo sido homenajeado en 1999 en el Círculo de Bellas Artes de
Madrid, y días antes de su fallecimiento como Hijo Adoptivo de su ciudad
natal, justo cuando su nombre comenzaba a destellar con luz propia
entre la crítica y los lectores. Sería nombrado también “Hijo Predilecto
de la Provincia de Málaga” el 9 de abril de 2002, por parte la
Diputación Provincial de Málaga, y propuesto al Premio Príncipe de
Asturias de las Letras por el Centro de la Generación del 27.
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